La Tercera cascada es el atractivo natural de la comunidad de San Félix, que recibe miles de visitas al año.
San Félix cuida su tesoro más preciado y mejora el acceso a agua segura
Adentrarse en este paraíso escondido es una oportunidad de conectarse con un elemento esencial: el agua. Una cascada de 80 metros de altura es el orgullo de los vecinos, quienes la protegen con el apoyo de la Fundación Natura y la Fundación Coca‑Cola de Bolivia.
La localidad de San Félix se distingue por un particular sonido: el del agua que cae, de forma incesante y abundante, desde una altura de 80 metros. La famosa cascada el preciado tesoro de esta comunidad de 130 personas que vive entre las montañas. Los vecinos de este pueblo ubicado a 14 kilómetros de Coroico, en el departamento de La Paz, la bautizaron Tercera cascada y la cuidan con esmero para evitar la contaminación y degradación. La corriente de agua se origina en el río La Jalancha -que en aymara significa “caída grande”-, que separa a San Félix de la comunidad de San Jacinto.
En los últimos años el flujo turístico en la zona aumentó y Coroico se transformó en el destino elegido por los amantes de los deportes extremos. El ecoturismo se convirtió, así, en una de las principales fuentes de ingresos de esta comunidad, que recibe a 25.000 turistas al año. Atentos al potencial impacto que puede tener esta actividad en el medio ambiente, la comunidad diseñó un sistema de protección del sitio. Actualmente, una escalinata de piedras y un sendero de tierra conducen hasta la corriente de agua, donde los turistas pueden acceder al mirador y a una piscina natural al pie de la cascada.
En 2020, el balneario natural cerró sus puertas durante algunos meses no solo por el efecto de la pandemia en la actividad turística, sino también para realizar refacciones y reconstruir algunas estructuras afectadas por las riadas de la época de lluvias.
Las esperanzas están puestas ahora en este 2021, cuando, tomando todas las medidas de seguridad, se espera que el turismo cobre un nuevo impulso, sobre todo en pequeños grupos que lleguen hasta el balneario en busca de contacto con la naturaleza. "Queremos que nuestro complejo turístico sea amigable con el medioambiente", señala el comunario Juan Alex Cruz.
Una comunidad comprometida con el cuidado del agua
El histórico compromiso de esta comunidad con el cuidado del agua y el medio ambiente se reforzó en 2019, a partir de la puesta en marcha del proyecto de Reposición de la Huella Hídrica, impulsado por la Fundación Natura y la Fundación Coca‑Cola de Bolivia, basado en el modelo de Acuerdos Recíprocos por el Agua.
San Félix fue una de las primeras comunidades en sumarse a la iniciativa: sus vecinos plantaron 600 plantines para reforestar el entorno y mejorar así la absorción de agua en el suelo, y se comprometieron a preservar 60 hectáreas de bosque durante los próximos 15 años con el objetivo de mejorar la calidad del agua.
Además de la preservación de la cascada como tesoro natural, los vecinos se vieron ante el desafío de acceder a agua de calidad para el consumo en sus hogares.
Las tomas de agua del pueblo se ubican un kilómetro por encima de la cascada, en el pico de la montaña, a donde solo acceden los comunarios para realizar el mantenimiento. Debido a las características lluvias de la zona del trópico, el agua puede contaminarse con sedimentos y lodo. Por esa razón, y preocupados por la calidad del agua que llega a sus hogares, la comunidad decidió construir un filtro de agua, similar al de sus vecinos de San Jacinto, y que ya lleva un 90% de avance.
Por su compromiso con el cuidado de las fuentes naturales de agua, el proyecto de Reposición de la Huella Hídrica facilitó a la comunidad material e insumos para la construcción de ese filtro, proyecto del que también participa el Gobierno Municipal de Coroico, que mejoró el sistema de cañerías de toda la comunidad para evitar cortes de suministro.
Cecilia Aruquipa y su familia, quienes viven a 100 metros más abajo de la comunidad, cuenta que antes sufrían cortes de agua por el mal estado de las tuberías. "Ahora estamos resolviendo el problema de la época de lluvias, cuando el agua baja turbia, con tierra y no sirve para tomar ni cocinar", relata. Un tema que pronto tendrá solución, cuando concluyan las obras de construcción del filtro que les permitirá a acceder a agua de calidad.
Acciones como el proyecto de Reposición de la Huella Hídrica impulsado por Fundación Natura y Fundación Coca‑Cola, se enmarcan en la política global de cuidado de agua de la Compañía, que se traduce en la reducción de su uso, recuperación y tratamiento en las plantas embotelladoras, programas de acceso a agua en comunidades vulnerables y el apoyo a iniciativas de preservación y protección de cuencas. De esta manera, desde 2015 cumplimos el compromiso de devolver a la naturaleza el 100% del agua que utilizamos en nuestras bebidas a nivel global, una meta que alcanzamos cinco años antes de lo previsto.
Este año la Compañía Coca‑Cola reafirma el compromiso con el cuidado del agua a través de su estrategia global al 2030 con una visión: lograr la seguridad hídrica para las comunidades en las que opera y para los productores agropecuarios que están al inicio de su cadena de valor. Este es un objetivo compartido con sus socios embotelladores e implica una asociación en todo su sistema y junto a los gobiernos, las ONG, el sector privado y la sociedad civil en todo el mundo para marcar la diferencia donde más se necesita. De esta forma, en la próxima década se potenciará la construcción de soluciones colectivas como las que ya transformaron la vida de más de 10,6 millones de personas alrededor del mundo.