Giuliana Rospigliosi, ejemplo de un estilo de vida sostenible y promotora de la retornabilidad
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En la casa de Giuliana Rospigliosi pocas cosas son basura. Desde hace algunos años se ha empeñado en tener un estilo de vida “cero residuos”: los desechos orgánicos los convierte en abono para sus plantas, los envases de cartón, Tetra Pak y plástico PET son segregados en tachos diferenciados, y todas las etiquetas, bolsas y cubiertas sirven para rellenar ingeniosos ecoladrillos. Nada se tira. Todo tiene una segunda vida.
El reciclaje y la reutilización de los desechos que genera en casa son hábitos diarios por lograr un estilo de vida “cero residuos”. En esa línea, Giuliana también es una impulsora de la retornabilidad. “Es muy importante darle una segunda o hasta una tercera vida a un envase que se puede retornar. Entonces, de preferencia, es mejor comprar estos envases retornables para evitar generar nuevos residuos”, explica.
Cada vez que quiere tomar una Inca Kola o una Coca‑Cola Sin Azúcar, coge un envase retornable de la alacena, se pone el casco de ciclista y pedalea en su bicicleta hasta la bodega más cercana. Giuliana sabe que una botella retornable, si es de plástico PET, puede dar hasta 15 vueltas antes de reciclarse; y, si es de vidrio, hasta 35 vueltas. De ese modo, se reduce el gasto de materia prima y se tiene un uso más eficiente de los recursos.
Los beneficios de la retornabilidad son concretos: si se opta por dos envases retornables en casa, se ahorra un 80% de material virgen, que equivale a 162 horas de carga de un celular, 33 horas de una lámpara de bajo consumo o dos días de absorción de dióxido de carbono realizado por un árbol. “Depende de nosotros cambiar nuestros hábitos para contribuir con el cuidado del planeta”, dice Giuliana.
En lugar de comprar envases de un solo uso, Giuliana consume bebidas en botellas retornables que pueden llegar a dar hasta 35 vueltas antes de ser recicladas.
Comprometida con el medio ambiente, Giuliana fundó con Andrea Zavala y Chara Alcedo Ecoladrillos Perú, un emprendimiento verde que busca darle un uso a los residuos no reciclables que acaban en rellenos sanitarios. “Rellenamos una botella de plástico PET con plásticos que no pueden ser reciclados, como empaques de galleta o blisters de pastillas”, explica.
Una vez rellenada la botella, se convierte en un ecoladrillo para elaborar otros objetos. Giuliana ya lo ha puesto en práctica. En la azotea de su casa, una especie de santuario de la sostenibilidad en la que tiene llantas convertidas en macetas, sillones hechos con parihuelas y una compostera para reaprovechar cáscaras de frutas y verduras, los ecoladrillos tienen la forma de un puff, tan cómodo que uno olvida que dentro tiene residuos.
En su azotea, Giuliana tiene un pequeño santuario de la sostenibilidad.
“Este material nos puede servir para construir lo que queramos: muros, casas o bibliotecas. Ya depende de la imaginación”, dice Giuliana, que también es amante del yoga y de las plantas y está convencida de que lo más importante es mantener el equilibrio y el ciclo natural de las cosas.
Esa circularidad de los productos comienza desde su diseño, para generar la menor cantidad de residuos. Y la elección es de los consumidores. “Para mí la circularidad es llegar a ser sostenible. Es tomar conciencia de cómo podemos ser más sostenibles. El uso de retornables forma parte de mi compromiso con la circularidad”, asegura Giuliana.
Una compostera en casa puede ser el primer paso. La colocación de un tacho exclusivo para los residuos reaprovechables también. Incluso la elaboración de ecobotellas, como en el caso de Giuliana. Pero se puede empezar por algo incluso más sencillo y cotidiano: comprar productos retornables que no generan residuos. Retornemos En Algo Mejor, la nueva campaña de Coca‑Cola, es un recordatorio muy oportuno para todos.
Como Cofundadora de Ecobotellas Perú, Giuliana Rospigliosi tiene entre sus hábitos de consumo la compra de bebidas en envases retornables.
En Latinoamérica y en Perú, cuatro de diez botellas vendidas por Coca‑Cola son retornables. El uso de estos envases, así como el impulso del reciclaje de plástico PET, forma parte de Un Mundo Sin Residuos, el compromiso global de la Compañía que busca recolectar y reciclar al año 2030 el equivalente al 100% de envases que comercializa en el mundo.